El desastre se veía venir. Quizás algunos esperaban que el equipo, después de la derrota en casa frente al Mirandés, había hecho borrón y cuenta nueva. Al final, una semana de trabajo en la Ciudad Deportiva te prepara mentalmente y físicamente para el próximo partido pero parecía que el equipo seguía en el césped de la Romareda, aturdido y dolorido. Históricamente los meses de octubre-noviembre no suelen ser bueno para el Real Zaragoza pero aquí urge encontrar soluciones al desastre.
El Real Zaragoza cayó 4-0 en el viejo Molinòn, una derrota que tampoco necesita muchas explicaciones. Un equipo, el Sporting, que caminaba en la parte baja de la clasificación y vivía algunas semanas con muchos problemas deportivos. El conjunto de Victor Fernández estuvo a completa merced del Sporting y se vino abajo enseguida. Además jugó con uno menos por más de una hora de juego. Victor decidió jugar con 5 defensas y después de 20 minutos el plan se destruyó.
El cuadro zaragocista, a principios de temporada, se había lucido por empezar los partidos ganando. Ahora, y ya van unas cuantas semanas, sucede el contrario. No hay manera. El primer gol del Sporting llegó en la primera jugada peligrosa, en un jugadón de Manu García, que regateó y penetró en el área como si estuviera jugando contra alevines y que concluyó con un suave pase atrás en el área pequeña para que Isma Cerro fusilara a Cristian Álvarez. El equipo fue un flan en defensa, superado en cada acción. Muchísimos errores que en Segunda División se pagan caro.
Víctor Fernández se desesperaba cada vez que sus jugadores intentaban una jugada. Sus hombres no sabían que hacer. Era como si el feo, horrible, balón rojo de otoño-invierno fuese en sus pies uno de esos de publicidad playera. Kagawa se asemejaba a un futbolista de Regional. Igbekeme, lo mismo. Ros era un sinfín de yerros en los apoyos, con y sin pelota de por medio. Soro siempre hacía lo contrario de lo que pedía la combinación. Y Luis Suárez, ni la veía.
La segunda parte empezó con Nieto en lugar del japonés. A mitad de la segunda parte, Álex Blanco y Linares sustituían a Soro y Luis Suárez. El colombiano se muestra demasiado aislado arriba sin un compañero como Dwamena a su lado.
Aitor García anotaba el segundo en su cuenta particular en una jugada que el Sporting mareaba como quería a la defensa zaragocista. Para más inri, el ex zaragocista Álvaro Vázquez anotaba su primer gol de la temporada definiendo en el mano a mano ante Cristian Álvarez. Lo celebraba levantando los brazos en señal de victoria ante los abucheos de la afición zaragocista desplazada.
Por primera vez en esta temporada el Zaragoza no pisa la zona de Promoción de ascenso, cosa que ha ocurrido durante las primeras 12 jornadas de liga gracias a un sobresaliente inicio del torneo. Ahora solo cuenta lo último que es una serie de un solo triunfo (el de Soria) en los ocho partidos más cercanos en el tiempo. Una trayectoria desastrosa que juntan en el carro muchos factores negativos en torno al vestuario y a lo que lo rodea: bajas, el adiós de Dwamena, estado físico desastroso de algunos jugadores claves, ausencia de algunos directivos y, sobre todo, el cúmulo de malos resultados. Un desastre.
El Real Zaragoza es un equipo más. Otra vez. Y con un futuro que arreglar lo más pronto posible. La “única” cosa positiva es que, en esta Liga SmartBank y con esta dinámica tan negativa, el equipo está a 4 puntos del segundo puesto. El equipo tiene que encontrar soluciones para agarrarse al tren de la parte noble.
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Santiago Tedeschi